
Quality Value: un estilo de inversión sólido en tiempos de volatilidad
TRIBUNA de Pablo Martínez Bernal, head of Sales para Iberia, Amiral Gestion. Comentario patrocinado por Amiral Gestion.
En un entorno macroeconómico y geopolítico caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre, la inversión en compañías de calidad a valoraciones razonables se erige como una de las estrategias más sensatas y efectivas. La incertidumbre económica es una constante y, en 2025, abarca desde la posibilidad de una recesión inducida en Estados Unidos hasta las segundas derivadas de las políticas arancelarias de Donald Trump y la respuesta de China a estas medidas. La volatilidad ha aumentado en comparación con los años anteriores, creando un escenario donde la gestión activa puede marcar la diferencia y generar atractivas oportunidades de stock picking.
El estilo de inversión conocido como Quality Value, o calidad a buen precio, ha demostrado históricamente su capacidad para generar alfa en diferentes ciclos de mercado. La clave está en evitar el error más habitual de los fondos de calidad: sobre pagar por ella. Compañías excelentes pueden convertirse en inversiones mediocres a corto y medio plazo si se adquieren a valoraciones demasiado elevadas. La historia de L'Oréal en el año 2000 es un ejemplo claro: a pesar de su calidad y posición competitiva, los inversores que compraron en aquel momento tardaron más de una década en romper ampliamente los precios máximos alcanzados en ese pico de valoración. Microsoft tardó desde su máximo del año 2000 casi 18 años en batir al benchmark, a pesar de mantener un sólido rendimiento financiero subyacente durante ese período.
El comportamiento de las compañías quality en los últimos años ha sido variado. El año 2022 no fue un buen año para muchos fondos con sesgo quality debido a que muchas de estas compañías tenían una marcada orientación growth y sus elevadas valoraciones se ajustaron drásticamente tras el fuerte aumento de los tipos de interés en 2021 y 2022. Sin embargo, aquellos fondos que combinaron calidad con una valoración razonable lograron sortear mejor el entorno. Este hecho confirma que el problema no es el estilo en sí mismo, sino el precio que se paga por las compañías.
Para seleccionar compañías de calidad, es crucial contar con una metodología de análisis robusta. No todas las gestoras definen la calidad de la misma manera, y el universo de inversión puede variar significativamente. Un proceso riguroso implica descartar la gran mayoría de compañías del mercado en las primeras fases de análisis. Estudios han demostrado que un porcentaje muy reducido de empresas genera la mayor parte de la riqueza bursátil a largo plazo. Un ejemplo claro es el estudio de Hendrik Bessembinder, que determinó que apenas el 4% de todas las acciones cotizadas en EE.UU. fueron responsables de toda la riqueza neta creada en el mercado entre 1926 y 2016. La lectura es más que evidente: para tener éxito invirtiendo, debemos de construir carteras con las mejores empresas del mundo, ya que unas pocas elegidas concentran el grueso de la rentabilidad.
En un contexto en el que los bancos centrales ajustan sus políticas monetarias, los inversores buscan refugio en activos que puedan resistir mejor las turbulencias del mercado. Las compañías quality cumplen con este criterio al contar con balances sólidos, alta rentabilidad sobre el capital y posiciones competitivas fuertes en sus respectivas industrias. No solo resisten mejor en tiempos de crisis, sino que también tienden a consolidar su liderazgo a través de fusiones y adquisiciones de alto valor.
El mercado de renta variable global ha cambiado significativamente en la última década, con una creciente preferencia por estrategias globales en lugar de asignaciones tácticas geográficas. Muchos inversores están abandonando la segmentación tradicional en fondos de renta variable por región y optando por estrategias globales diversificadas. En este sentido, las estrategias Global Equity han ganado terreno, pero el solapamiento entre las opciones existentes puede ser problemático. La clave está en encontrar estrategias que realmente combinen calidad con valor y no simplemente un sesgo hacia compañías quality growth sobrevaloradas.
A la hora de evaluar una estrategia de renta variable Quality, es fundamental considerar su comportamiento en diferentes entornos de mercado. En teoría, un fondo de calidad no debería tener problemas para generar rentabilidad a largo plazo, ya que este estilo de inversión ha demostrado su solidez en períodos de cinco a siete años. Sin embargo, el verdadero reto está en no sobre pagar por la calidad y en mantener una cartera equilibrada. Es por ello que herramientas cuantitativas son esenciales para parametrizar tanto la calidad como la valoración de las compañías de manera objetiva.
Una de las mayores dificultades en este estilo de inversión es determinar cuándo una empresa atraviesa un problema temporal y cuándo dicho problema se convierte en estructural. Por lo tanto, la rotación de cartera en nuestra estrategia Quality Value consiste, en la mayoría de los casos, en ajustar el peso de las posiciones. Cuando realizamos cambios en los nombres de las compañías dentro del fondo, lo hacemos únicamente con compañías que conocemos en profundidad. En 2024, este enfoque nos permitió mantenernos invertidos en compañías con valoraciones más razonables incluso en un mercado alcista, evitando valoraciones excesivas y, al mismo tiempo, permaneciendo en empresas de alta calidad que conocemos en detalle.
El factor quality ha generado un alfa del 5% anual desde 1989, según el famoso paper académico 'Quality Minus Junk' de AQR. Esta anomalía de mercado ha sido consistente a lo largo del tiempo y en diferentes geografías, lo que refuerza la idea de que la inversión en calidad a buen precio es una estrategia válida para cualquier ciclo de mercado. De hecho, los académicos la consideran una de las pocas anomalías persistentes en el mercado, con un ratio Sharpe superior a otras estrategias de inversión.
En definitiva, en un 2025 marcado por la incertidumbre, la inversión en calidad a valoraciones atractivas sigue siendo una estrategia sólida para los inversores que buscan estabilidad ante correcciones de mercado sin renunciar a un buen comportamiento en las subidas. La clave está en seleccionar las mejores compañías al precio adecuado y mantener la disciplina a lo largo del tiempo de construir la cartera de mayor calidad y menor precio en todo momento.
Sextant Quality Focus va camino de cumplir tres años (su gestor acumula ya una década combinando calidad a buenos precios) con una generación de alfa significativa hasta el momento. En un entorno desafiante, mantener el foco en la calidad a valoraciones razonables es una estrategia que ha demostrado su solidez a lo largo del tiempo. La disciplina y el análisis riguroso siguen siendo aliados clave para los inversores que buscan equilibrar estabilidad y rentabilidad.