Quality value: ¿se puede invertir en calidad a buenos precios? | Asesores Financieros
¿Cuándo es el mejor momento para apostar por el sesgo Quality? ¿Cómo se puede medir y parametrizar la calidad? ¿Qué es, de hecho, la calidad? Estas y otras preguntas fueron planteadas en un webinar organizado por EFPA España que contó con Pablo Martínez Bernal, Head of Sales para Iberia de Amiral Gestion como voz experta. Estas son sus conclusiones.
En el mundo de la inversión, en ocasiones, caemos en dogmatismos absurdos. Todos queremos en realidad lo mismo: tener éxito y batir al mercado. Dentro de las principales corrientes y estilos de inversión, hay en ocasiones peleas de estilo. Warren Buffett, considerado el mejor inversor de la historia, fue en sus primeros 19 años de vida un ávido analista técnico. Quizás es algo que no muchos saben, pero no fue hasta leer en 1949, recién publicado, el famoso libro El inversor inteligente, del que sería su maestro y mentor, Benjamin Graham, que abandonó para siempre esa forma de aproximarse a la inversión y pasó a hacerlo de forma empresarial.
Value investing
El value investing no era más que evitar sobre-pagar por los negocios para reducir el riesgo de sufrir pérdidas permanentes de capital. En sus inicios, siguió el estilo de Graham, comprando lo más barato que el mercado iba ofreciendo en cada momento, sin prestar apenas atención a la calidad de los negocios. A medida que su amigo y socio Charlie Munger le fue influyendo, Buffett viró parcialmente su estilo, apostando por una mayor calidad media en todas sus inversiones. Ese viraje dio sus frutos, ya que como Munger bien anticipó, esa forma de invertir no escala. Precisamente estos días, Buffett ha elogiado la labor de su apreciado Munger y le ha descrito a título póstumo como el arquitecto de Berkshire Hathaway.
El tiempo es el enemigo de los malos negocios y el amigo de las buenas empresas, afirma Buffett. El Quality Investing se basa en invertir en compañías de una calidad superior al promedio del mercado. Esta calidad se define a través de diferentes propiedades inherentes a las compañías, como pueden ser, ingresos con alta recurrencia, un bajo endeudamiento (o incluso caja neta), un crecimiento elevado, o retornos sobre el capital empleado superiores al promedio del sector. En esencia, una empresa de calidad posee un “foso defensivo” (moat), que es una ventaja competitiva estructural que le permite cobrar más por sus servicios o tener costes más bajos que la competencia.
Por qué la calidad
La calidad es esencial porque funciona. Estudios, como el famoso paper académico de la gestora norteamericana AQR, que fue publicado en 2013, lo demuestran. Las acciones de calidad tienden a producir mejores rendimientos ajustados al riesgo en diversos mercados globales (el estudio lo analiza en más de 24 mercados bursátiles). Los inversores suelen pagar una prima por estas empresas de mayor calidad. Aunque resulta sorprendente, el mismo estudio concluye que desconocen por qué las compañías de calidad tienden a ofrecer infravaloraciones a pesar de proporcionar retornos superiores a largo plazo. Aplicando un factor sencillo, muestra que una cartera de “calidad menos basura”, con posiciones largas en el 30 % de las acciones de más calidad y cortos en el 30 % de acciones de menor calidad, ha tenido un exceso de rentabilidad significativo a lo largo del tiempo.
Otro aspecto a destacar del sesgo Quality es el hecho de que ha demostrado ser consistente a lo largo del ciclo económico. En las fases más depresivas del mercado, las acciones de calidad a menudo cotizan con una prima. Entre 1972 y 2022, el sesgo Quality obtuvo un exceso de rentabilidad el 88 % del tiempo, superando a otros sesgos como el value o la baja volatilidad. Esto sugiere que el Quality puede ofrecer una mejor protección contra las caídas del mercado. Incluso durante las 15 mayores caídas mensuales de la bolsa estadounidense desde 1963, el sesgo Quality ha demostrado un comportamiento generalmente superior, lo que confirma su capacidad para resistir en situaciones adversas.
Quality Investing, Quality Value
No obstante, a pesar de los beneficios del Quality Investing, la valoración siempre importa. Aquí es donde entra en juego el Quality Value, que combina dos conceptos probadamente rentables. La estrategia implica estar largo en las partes más baratas del mercado y corto en las más caras, logrando un exceso de rentabilidad anual del 3% desde 1984. Desde nuestra experiencia y con más de 45.000 empresas en el mundo, aplicar estrictos criterios de exclusión y calidad reduce el universo de inversión a unas 200 empresas. De ese pequeño elenco de compañías de la más alta calidad, se puede reducir la lista nuevamente a unas 70 empresas. Nuevamente, creemos que la elevada calidad de este sesgo nos permite concentrar una cartera a apenas 30 empresas, priorizando aquellas con una valoración relativa más interesante. Es la forma más sensata que creemos existe de construir una sólida y robusta cartera Quality Value.
Para este incierto 2024, una cartera Quality Value podría incluir empresas como Alphabet, Arista Networks, Meta, Microsoft, Paypal, Kone, Nintendo, Adobe, Airbnb, Choice Hotels, Visa, Rational, Reckitt Beckinser, Activision Blizzard, Coca-Cola, Amadeus, L’Oreal, Domino’s Pizza, Church & Dwight, Admiral Group, caracterizadas por elevados ROIC, márgenes, bajo apalancamiento y alto crecimiento orgánico.
Dos ejemplos de la filosofía Quality Value
Para ilustrar la filosofía Quality Value, consideramos dos inversiones: Kone y Alphabet. Kone, como uno de los principales fabricantes de ascensores, se beneficia de economías de escala y del crecimiento en China. Alphabet, con su dominio en búsqueda y otras divisiones lucrativas, demuestra cómo la calidad y el valor pueden coexistir.
En conclusión, los datos respaldan la construcción de carteras mediante stock-picking y la aplicación de criterios de calidad e invertir solo en aquellas compañías cuya valoración es más interesante. La combinación de calidad y precio puede generar rendimientos sólidos en diversas fases del ciclo económico y por eso defendemos este enfoque de inversión, que sin ser excesivamente innovador, no tiene aún la suficiente presencia en las carteras de los inversores.