Turbulencias en los mercados, vuelta a los Fundamentales | FundsPeople
TRIBUNA de Louis D’Arvieu, gestor del fondo Sextant Grand Large en Amiral Gestion.
Desde inicios de este año, un nuevo paradigma se ha impuesto en los mercados. La guerra en Ucrania, la inflación persistente y creciente, y la caída de algunos sectores como el tecnológico, obligan a los inversores a replantearse algunas de sus creencias y a tomar decisiones estructurales. Además de la sensibilización europea con respecto a Rusia, los inversores estadounidenses se están empezando a dar cuenta del riesgo que supondría que China optara por seguir el camino de su vecino ruso.
Por ello, han vendido sus acciones chinas, aunque todavía no han sido tan agresivos con los valores que tienen una alta dependencia del país, en términos de ventas o de aprovisionamientos. Pero todas las empresas se verán obligadas a acelerar la diversificación de sus cadenas de suministro y la deslocalización de su producción, un camino que ya se inició bajo el mandato de Trump.
Del mismo modo, las valoraciones habían subido gradualmente hasta los niveles que observamos hoy en día porque los inversores se habían convencido de que los tipos de interés y la inflación se mantendrían cerca de cero eternamente, como ha ocurrido desde 2008. Esta certidumbre se pone ahora en entredicho con un impacto inmediato en los segmentos más de moda de los mercados de renta variable y de renta fija.
Es probable que se produzcan otras repercusiones menos directas: el gasto de los gobiernos para cumplir con sus nuevas prioridades estratégicas (seguridad del suministro energético, defensa, ciberseguridad) ejercerá presión sobre los déficits y quizás algún día sobre los tipos impuestos a las compañías, que llevan 50 años bajando. La inflación actual y la tendencia estructural a la deslocalización también podrían provocar un cambio en el reparto del valor añadido hacia la mano de obra de Occidente.
En este nuevo contexto, creemos que tiene sentido una gestión flexible, centrada en la vuelta a los fundamentales, basada en la consideración sistemática de los niveles de valoración del mercado a largo plazo. La capacidad demostrada de invertir en contra de los hábitos establecidos es un factor determinante. Por ejemplo, actualmente apostamos por las compañías europeas y asiáticas de pequeña y mediana capitalización, que suelen estar menos expuestas al riesgo de desglobalización y además ofrecen valoraciones más atractivas que los principales índices.
Por otro lado, apostamos por los bonos corporativos sin calificación, un nicho de mercado muy ineficiente donde hay múltiples oportunidades de inversión. Por último, tener la disciplina de mantener un colchón de liquidez no es una facultad de gestión revolucionaria, pero nos ha permitido mitigar las recientes correcciones y será necesario seguir gestionándola a lo largo de este movimiento de normalización en los mercados financieros.
Los mercados, por fin, están aprendiendo a integrar de nuevo el riesgo en sus valoraciones tras la euforia de los últimos años, que se tradujo en cantidades récord de salidas a bolsa de las compañías y hasta emisiones de bonos a 100 años.